La dificultad parcial o total para conciliar el sueño de forma repetida y prolongada o la incapacidad de dormir durante un período adecuado es un fenómeno que prácticamente todos conocemos y hemos experimentado alguna vez.
Normalmente lo catalogamos como una consecuencia de alguna situación concreta que nos genera preocupación, malestar, alguna enfermedad o factores externos que interrumpen el sueño como ruidos, exceso de temperatura, etc. Cuando es así, una vez la situación que lo genera desaparece, suele remitir.
Pero hay no pocas ocasiones en las que el insomnio ‘se queda’ a pesar de no poder atribuirlo a ninguna casusa concreta. Cuando esta situación es prolongada, podemos hablar de insomnio crónico y ya no es una consecuencia en sí, sino una enfermedad crónica que además puede ser la causa de muchas otras enfermedades físicas y mentales.
No dormir lo suficiente nos agota física y mentalmente. Por períodos prolongados. este cansancio se vuelve patológico, perdemos capacidades cognitivas (falta de atención, lentitud de reflejos), nos genera estrés excesivo e incluso depresión y llevado al extremo, alucinaciones, terrores y ataques de pánico.
La necesidad de dormir en el ser humano obedece a unos ritmos circadianos (noche/día) y homeostáticos (recuperación del equilibrio o balance que se altera con el cansancio acumulado del día). Cualquier alteración de estos ciclos, tiene consecuencias importantes.
Hasta hace algunos años, no se han considerado los trastornos del sueño como una enfermedad en sí, sino como síntomas asociados a muchas otras enfermedades. Por tanto, no se han tratado por sí mismos, sino que han remitido según la enfermedad o causa que lo generaba lo hacía. Hoy en día se aplican tratamientos multidisciplinares que van desde terapias conductuales de ‘higiene del sueño’ (pautas a seguir antes de dormir) hasta medicación específica para facilitar la conciliación del sueño y reajustar los ritmos de sueño/vigilia, pasando por terapia psicológica para identificar y mitigar las causas y consecuencias de los trastornos del sueño.
Lo más importante es precisamente darle la importancia que merece el hecho de tener dificultades para conciliar el sueño porque es un trastorno que sólo se cura durmiendo.
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