Conozco de cerca la ludopatía, he tenido la oportunidad de estudiar bastante a fondo el tema y hablar con afectados en primera persona. La ludopatía, el juego compulsivo, está muy relacionado con la depresión.

En el inicio, cuando la persona comienza a jugar, suele buscar emociones fuertes al estar desmotivado y generalmente triste. Está atravesando una etapa depresiva, en la que obtiene poca gratificación de su ocupación y de sus relaciones. La persona que empieza a jugar busca salir de su vida rutinaria y sin motivación.

El juego, la industria del juego, sabe cómo captar a las personas en ese estado anteriormente descrito. Llenan las experiencias de juego con ingredientes que promueven la activación: colores, movimiento… pero supuestamente (y ahí entra su potencial adictivo) bajo el control del jugador. El potencial ludópata se va introduciendo en ese mundo y poco a poco va sacando a la luz sus emociones (cada vez más fuertes) que antes tenía ocultas en su aburrimiento vital. Esta persona, poco a propensa a vivir y mostrar emociones, ve que en los momentos (ratos cada vez más largos) de juego, las emociones se desbordan.

La persona prefiere sentir esas emociones, desbordadas y poco controladas, que no sentir apenas, como le pasaba antes. Poco a poco, el juego se va haciendo con el control de la persona. El jugador, que no aprendió a gestionar y controlar sus emociones, se ve a merced de una industria, un lobo que le agarra en sus fauces y ya no quiere soltarle.

¿Qué emociones se sienten en los ratos de juego?

  • Una tristeza y miedo intensos que, en nuestra soledad, nos abordan cuando acabamos de jugarnos, y perder, la última cantidad que habíamos encontrado de nuestras maltrechas finanzas, de la tarjeta de crédito, del último préstamo que habíamos pedido.
  • La tremenda ansiedad mientras no podemos jugar, esperando a recuperarnos económicamente o a que abran el local, a poder engañar a nuestro entorno y encontrar un hueco para acudir a jugar. En esos períodos estamos anticipando estrategias e imaginando, visualizando, las grandes ganancias que tendremos.
  • Pequeñas y grandes alegrías, dependiendo del tamaño del premio que obtenemos cuando, raramente, acertamos y ganamos una cantidad de dinero. Entonces todos los elementos parecen aliarse con nosotros, nos llenan de sonidos, colorido y elogios y nos valoramos por eso, ingenuos nosotros, por haber vencido a la banca!

En el siguiente artículo veremos cómo continúa y termina la relación del ludópata con las emociones del juego y de su vida.

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